¿Qué es Sync?

Qué es y

¿Por Qué Sync?

I.



Sync! es una apuesta por la sincronización colectiva de todas las personas y colectivos que se sienten atraídos, en cualquiera de sus formas e intensidades, por el universo de la música electrónica. Una invitación a utilizarla como puerta de acceso a otros mundos y formas de hacer.



II.



Sync! es una prefiguración: la oportunidad de vivir la música electrónica y la fiesta como experiencia (artefacto) de reconocimiento, relación y revuelta. Aquí y ahora. Como instantánea de un mundo ajeno (¡ni que sea por unas horas!) a las lógicas neoliberales que gobiernan la ciudad, pero sobre todo como (micro) experiencia de autonomía política extrapolable a otras formas de lucha y ámbitos de la vida. Sync! como performance, como un carnaval.

III.



Sync! es una invitación a desafíar el orden establecido. La posibilidad de un festival de música electrónica similar a cualquier otro en atracción, calidad y disfrute más allá de las reglas e imposiciones del mercado de la industria musical.





IV.



Sync! es una llamada de atención. Los límites de un festival autogestionado no los determina ninguna restricción económica, normativa o de derecho de autor, sino la capacidad colectiva de imaginar, autoorganizarse y compartir los conocimientos, los medios materiales y el tiempo necesarios para hacerlo posible. La capacidad de reconocer diferencias, de imaginar alianzas, de confiar en otras y en sus formas de hacer, de sentirnos -y de hacer sentir- parte y de sostenernos mientras lo hacemos.

V.



Sync! es un experimento desde el hacer, una oportunidad para explorar colectivamente el equilibrio entre poder ser pagado por producir música, preparar un set, dar un taller o desempeñar cualquier otra función necesaria para hacer posible un festival, y la libre circulación del conocimiento de las obras y demás riqueza que producimos y reproducimos, el do it yourself y el copyleft.

VI.



Sync! es un reconocimiento a cada una de las partes que hacen posible un festival de música electrónica. Es un festival sin camarerxs, técnicxs, vigilantes, formadorxs, limpiadorxs, cocinerxs, músicxs, artistas ni público aunque las tareas que desempeñen circunstancialmente puedan indicar lo contrario. Sync! es una oportunidad de fantasear con la ilusión de una comunidad en la que las jerarquías y desigualdades se diluyen y las responsabilidades son compartidas.

VII.



Sync! es una declaración de intenciones, una invitación a vivir los centros sociales autogestionados como recursos colectivos únicos en la ciudad, como lugares donde aprender a hacer política con cualquiera, como laboratorios colectivos donde imaginar y explorar otros mundos posibles sin jerarquías ni desigualdades, con alegría y sin la presión que imponen los espacios sometidos a las lógicas del mercado. Es tambien un camino de vuelta, ya que su defensa, sostenimiento y reproducción, dependen de nuestra capacidad e imaginación colectiva para abrirlos al uso, cuidado y disfrute de otrxs en la ciudad.

VIII.



Sync! pretende ser un artefacto configurado desde el transfeminismo con una programación sudada, un cuerpo disidente y unas ganas de placer hacia nuestro cuerpo, la cuerpa de les otres y también con los espacios que nos bailamos.

¿Y esto qué significa? FÁCIL. En SYNC! cualquier agresión tendrá respuesta. No se aceptará ningún tipo de mierda. Si alguien te está molestando, somos amigas, ven,acércate a la barra, cuéntanoslo. Toda agresión tendrá respuesta. Y lo que es una agresión, lo determinas tú.

IX.



Sync! pretende ser un punto de partida hacia otra forma de entender el ocio y la industria que lo desarrolla, empezando por las relaciones que los determinan. Un punto de partida hacia otras formas de vivir la fiesta y la música electrónica. Una invitación a pensarlas como herramientas de intervención y acción política, como puertas de acceso a otros horizontes y como espacios donde una comunidad se reconoce y encuentra.

X.



Sync! es una apuesta por los espacios en los que identificar otras sensibilidades, en los que rendir cuentas, en los que aprender a gestionar la autocrítica y el conflicto y en los que generar interdependencias desde la autonomía y el deseo. Más experiencias de colectivización, de desobediencia y de acción directa y menos horas de Instagram.